sábado, 20 de octubre de 2018

Todavía

Todo cambia en un segundo y lo que un día desoíste hoy retumba en tus oídos. La profecía cumplida.

Pasivo, ajeno a todo ignorabas lo que ya estaba escrito. Te dije muchas cosas, algunas puede que con demasiada rabia pero otras, otras estaban colmadas de afecto. Tenías que haberlas escuchado. No sé si fui yo la que sintió más dolor aquella noche; seguramente sí, la noche en medio de la oscuridad.  Todo en negro y con el pretexto de una pesadilla, te llamé. Y tú, mi amor, me calmaste como siempre. Sin embargo, la realidad era otra. La oscuridad de la Duda era quien había descolgado el teléfono. En cierto modo todo lo que un día dije y que con el tiempo, se había ido perdiendo en el olvido, volvió a mí. Todo cambió.

Nunca sabré por qué no me escuchaste, ¿no me querías lo suficiente?, ¿tantas palabras consumo al día que perdieron valor para ti?, ¿no me tomabas en serio? Es una pena. Podría decirlo de una forma elaborada, con palabras preciosas pero nada resumiría mejor el sentimiento que decir "es una pena".

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