sábado, 29 de septiembre de 2018

Más cerca, más lejos

Pasamos más de quinientas noches en la distancia, más de quinientas lágrimas por no tenerte a mi lado, más de quinientos suspiros pensando en bajarme de un avión y poder abrazarte.

El reencuentro tan anhelado seguido de náuseas, sonrisas e ilusión. Comer en cualquier restaurante, escuchar música y bailar, susurros en mitad de la noche que me dicen "me encanta que estés aquí".

Días de mordiscos y caricias en cama. Días viendo paisajes del Maresme a través de la ventana, casi como en un tren. Días con Jarabe de Palo y arroz, con sorpresas, admiración.

Vivimos cada día con absoluta entrega y como si de un pacto maligno se tratase, de repente, llegaba la última noche. La angustia crecía en el estómago, pensar en volver, alejarme de ti era alejarme de mi hogar. Imaginarme en la otra punta pensándote, imaginarme subida a un cacharro que surca los cielos viendo como se aleja la ciudad de Los Niños Felices para llegar a mi antes, llamada casa.

Me veía en la ventana, los atardeceres más hermosos del mundo nos tenía yo y sin embargo, no podía apreciarlos porque tú no estabas allí. Veía la luna en su trono de estrellas y pensaba "de ti". Quería dormir para que pasase un día más pero no podía conciliar el sueño si no era en tu cuerpo. Todo me resultaba anodino sin tenerte, ¿qué me habías hecho?, ¿dónde estaba mi Yo? No me reconocía porque sencillamente extrajiste una mejor versión de mi misma que me enganchó, que quería mantener conmigo y al separarnos me la arrebatabas. Adicta a nosotros, adicta a soñar un JUNTOS.

Decidimos dar el paso, decidí dar el paso. Las ganas, la incertidumbre, la ilusión. Un huracán de sentimientos que me decían "por fin". Me entregué entera  porque siempre he creído en nosotros, me armé de valor y volví a la ciudad que tanto había deseado, pero de tu mano.



Pasamos más de quinientas noches en la distancia y nunca te había sentido tan lejos como ahora.


Si hemos perdido el camino, el sendero del bien, todo aquello que soñamos, que hablamos; lo fácil que era estar juntos y reír, debemos encontrarlo. Debemos encontrarnos. Desde que te conocí ya no imagino una vida sin ti y si tengo que subirme a otro avión quiero hacerlo de tu mano, despacito... pero de la mano.