Besarte hasta quedarnos sin saliva. Ver la admiración en tus ojos.
Oler tu cuello, morder tu mejilla. Agarrarte la mano, sentirte mío.
Achinar los ojos con una sonrisa sincera. Que me duela el estómago.
Fumar en la ventana y escuchar tus reproches para culminar con una de tus carcajadas.
Abandonar el mundo y abandonarlos a todos, por nosotros, por un "juntos".
Ver al cielo y soñarte, no tener miedo a sentir. No tener miedo a la ensoñación, a llorar, a nada.
Que sea fácil, no despegarse. Cada minuto mejorado por ser dos.
Que no se exija independencia porque sencillamente, no haga falta.
Mi cuerpo en tus pensamientos, mis pezones entre tus labios. Tu susurro, "nunca te dejo caer".
Llorar de felicidad. Temblar de placer. Mis piernas no se sostienen.
Única, sentirlo real. Perfecto, todo perfecto; todo bonito, sencillo.
-¿Por qué te gusta hablar conmigo?
-No lo sé, ¿por qué te gusta a ti hablar conmigo?
-Porque es fácil. Porque siento que llevo toda la vida hablando contigo
-Maldita palabrería...
Querer-se. Amar-te.
La Distancia dictando sentencias. El verdugo invisible que sonríe y me intimida.
Llevarme a tu refugio. Devolverme la fuerza. Repetirme en el oído "nunca te dejo caer".
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