Seguía yo caminando entre barro, recomponiendo mi imagen pedazo a pedazo en el espejo, cuando dejó de darme la mano. Me asestó un golpe certero que me dejó sin respiración, cogí toda la fuerza que pude para respirar y el Dolor se reía en una esquina mientras tomaba el té.
No hay comentarios:
Publicar un comentario