miércoles, 23 de noviembre de 2011

historia de dos almas

Cuentan que se encontraron, frente a un espejo, se vieron a los ojos y fue inevitable.

Ya no podía tolerar más la decepción, el dolor y el fracaso de una vida que siempre la había cuidado y que ahora parecía alejarse de ella. La mano que siempre había sostenido su espalda la empujaba con fuerza hacia el precipicio. La gente la veía pero no la comprendía, sólo la fachada; a penas la punta del iceberg.

Siempre pensaba que las cosas deberían ser más sencillas, que no había que darle tantas vueltas a todo y esto era en realidad la preocupación constante de aquel que debía ser cuidadoso para no entregar demasiado a aquellos que no lo merecían. Sentía cierta incomprensión del mundo, de aquellos que lo poblaban. Entre amigos, compañeros y familiares que lo querían debía elegir a quiénes en realidad debía querer pues en más de una ocasión lo habían defraudado.

Sostenían la mezcla en sus manos, dejaban que el papel se deslizase entre sus dedos para sucumbir al humo que posteriormente llenaría sus pulmones para salir después, entre sus labios. Miraban por la ventana, una ventana que siempre estaba ahí, con lluvia, sol, viento.. pero siempre ahí. Su tendencia a rememorar viejos tiempos era sin duda el motivo por el que tenían la capacidad de perdonar y su capacidad para pensar que el presente un día sería rememorado como pasado era el motivo por el que lo vivían con extrema intensidad.

Entre la piedra donde ya antes habían perecido otros, donde ya antes habían besado el frío de un invierno entre el adormecimiento neuronal propio de una noche como aquella, se dieron cuenta.
"Cuentan que se encontraron, frente a un espejo, se vieron a los ojos y fue inevitable"

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